Allí está Cuba arrullada/ por los vientos cadenciosos/ y los mares/
Mal prendida y mal velada/ en encajes vaporosos y alamares.
José Joaquín Palma
Me corresponde recordar a un cubano inolvidable que inspira a quienes escuchamos sus versos, porque constituyen bosquejos inspirados en el mundo subjetivo que nos distingue. José Joaquín Palma Lasso de la Vega (Bayamo, 11 de septiembre de 1844 - Guatemala, 2 de agosto de 1911), es un destacado mártir, poeta y humanista de Cuba y América.
El escritor descendió de una familia que poseía haciendas y bienes. Sus padres fueron don Pedro Palma Aguilera y doña Dolores Lasso de la Vega Pacheco. Tuvo dos hermanos: Rosario y Juan. Su infancia transcurrió en una hacienda paterna, ubicada en las proximidades de la población natal. Sus padres se trasladaron a la ciudad cuando se vislumbraba la adolescencia de José Joaquín.
Desde muy joven se integró al universo espiritual que existía en la ciudad a mediados del siglo XIX. Dio a conocer entre sus contemporáneos la disconformidad con el régimen absolutista impuesto por la monarquía española en el país. Los maestros Ignacio Martínez Valdés y José María Izaguirre, orientaron lecturas y contribuyeron a desarrollar la sensibilidad de Palma hacia las artes y la ilustración.
El poeta descubrió sus aptitudes para versificar composiciones en acontecimientos sociales que se efectuaban en el teatro de la ciudad. Se vinculó a Francisco Maceo Osorio a través del periódico La Regeneración. La creación literaria y el interés por la erudición, desarrollaron su espiritualidad.
En la adolescencia, integró los planteles de enseñanza San Francisco, San José y Santo Domingo. Allí recibió materias que le permitieron realizar prolíficos estudios sobre la literatura griega, romana, los textos sagrados, entre otras.
Solía amenizar los eventos culturales mediante las composiciones líricas, para lo cual mostró especial talento. De inmediato, se incorporó a las reuniones efectuadas por el Comité Revolucionario de Bayamo. Fueron usuales sus improvisaciones en los intercambios de amigos y familiares.
Mostró predilección por las formas métricas: décima, oda, elegía, silva, himno, cuartetas, serventesios, etc. Sus expresiones líricas se caracterizaron por la libertad formal con tendencia a la retórica, la excesiva musicalidad, el intimismo, la relación subjetiva de los espacios físicos y su mundo subjetivo, caracterizado por cierto tenebrismo en las imágenes.
De manera gradual, se definió su ideario autonomista que lo condujo a manifestar la oposición al régimen colonial absolutista. Lo demuestra, su vinculación a los hechos conspirativos y algunos enfrentamientos con las autoridades españolas, los cuales precedieron el alzamiento independentista ocurrido el 10 de octubre de 1868.
Durante la guerra, José Joaquín integró la hueste insurgente; reclutó a quienes se integraron a la misma, y asumió el cargo de secretario de Carlos Manuel de Céspedes, además, fue director y redactor de El Cubano Libre, Primer Periódico Independiente que se publica en Cuba.
Las escisiones entre los patriotas y las necesidades materiales de las tropas cubanas, dieron lugar a que el patriota partiera a Kingston, Jamaica, con el fin de acopiar dinero, vestuario, calzado, víveres y armas para apoyar los empeños libertadores. Posteriormente, se trasladó a Nueva york, Honduras, Panamá y Guatemala.
La desestabilización que existió entre los cubanos originó la destitución de Carlos Manuel de Céspedes en 1874. La represión de los enemigos, lo condujo a contribuir con su patria desde el exilio, aunque dio a conocer su disposición de regresar a los campamentos insurrectos. Lo constata su epistolario. En la carta enviada desde ciudad Guatemala a don Tomás Estrada Palma el 19 de marzo de 1898 expresa:
A la patria se puede servir en cualquier puesto, desde el más humilde, hasta el más alto, sobre todo, los que guardan avaramente sus viejas y nobles ejecutorias de cubano incondicional. Por la independencia de Cuba, que ha sido, es y será el sueño de toda mi vida, he hecho esta vez muy poco, pero me ha sido imposible hacer más; veremos en lo adelante, de los que han conservado años y años siempre viva y ardiente la religión de patria, de esos siempre hay que esperar alguna cosa.1
Durante su existencia le atrajo la imprenta y los periódicos como vía eficaz para unificar el pensamiento nacionalista que se fortalecía, a pesar de las azarosas circunstancias. Recibía las obras publicadas por José Martí, Rubén Darío, u otros coetáneos a los cuales les comentaba su interés de recibir novedades. Durante su estancia en Honduras, dirigió La paz, periódico cultural.
El reconocimiento público a su desempeño como diplomático y humanista, posibilitó que le otorgaran el reconocimiento “Benemérito de la patria” por el presidente Estrada Cabrera (en Honduras) y la corona de oro como lauro por la autoría del “Himno Nacional en Guatemala”. En estas naciones obtuvo la estabilidad emocional que anheló y alcanzó notoriedad a nivel continental.
En 1882, se publicó Poesías; es una compilación impresa en la Tipografía Nacional con el auspicio del presidente Marco Aurelio Soto. En Guatemala se desempeñó como encargado de la Biblioteca Nacional. Además, consiguió que les ofrecieran empleos a varios cubanos que partieron al exilio como resultado del período “Tregua Fecunda”.
A través de sus textos exaltó los progresos de las repúblicas centroamericanas. La patria natal, se visualiza en tales contextos líricos, sobre todo cuando alude a las cualidades morales de estos pueblos. Así lo reflejan: “A Honduras”, “A Tegucigalpa”, “Décimas”, “A Guatemala”, “La locomotora”, “El Quetzal”, “Himno Nacional de Guatemala”, etc.
Las obras poéticas de José Joaquín Palma, dan a conocer el universo espiritual de la nación cubana, cuyas dimensiones se extienden hacia el continente americano. Se bosqueja una sensibilidad peculiar afectada por la nostalgia, la pasión y el amor. El poeta define los escenarios de la patria como reminiscencia de su ideario patriótico.
¡Lejos, lejos, en Oriente!/ Allá donde nace el alba/ Cuajando en perlas el suelo/ Y el cielo cuajando en nácar; Donde hay montañas azules/ que en la atmósfera derraman/ De resinas olorosas/ Sus emanaciones gratas;/ Allá donde un sol de fuego/ Tuesta el rostro, enciende el alma,/ Y vehementes las pasiones/ Al espíritu levantan; Tengo mi casita oculta/ Entre dos altas montañas,/ donde el sol verla no puede/ ni el viento puede besarla./ Y en ella las dulces prendas/ que hacen la existencia cara,/ Y hacen combatir al hombre/ Por un nombre y una patria.2
(…)
Sin que consuelen el mal/ De su perpetua vigilia, / Sonrisas de la familia, / Auras del pueblo natal.3
(…)Cuando ya se aleja el día/ entre la sombra y la calma, / Vienen a bañarme el alma/ Olas de melancolía.4
Aparecen galanteos amorosos, evocaciones a patriotas y convocatorias a participar en la guerra. La idealización de los pasajes naturales, se nutre con la desestabilización emocional del sujeto. A nivel léxico, los contextos visuales se caracterizan por la reiteración y prevalencia de las sombras.
Aquí, sin luz y sin calma/ Se vive en continuo afán,/ Y una tras otra se van/ Todas las flores del alma.5
En esta tierra inclemente/ Cárcel de sombra y miseria/ El alma con la materia/ ¡Está en lucha permanente! La ventura/ Es una luz que fulgura/ Ante nosotros traidora/…/Refrenad el loco afán/ Con que las lágrimas ruedan: / ¡Llorad por los que se quedan/ Y no por los que se van! 6
“Tinieblas del alma”: una composición emblemática
El texto es una elegía que refleja los pesares que consternan al sujeto, cuya melancolía hacia el entorno natal lo consterna. Representa los escenarios perdidos y añorados en los cuales se dilucidan altos contrastes que se desplazan de las iluminaciones a los tenebrismos más hondos. Esto demuestra que el sufrimiento debido a la proscripción es irremediable.
En la evocación ocurre una hibridez de los afectos íntimos y el arraigo hacia el sitio natal. Está presente el dolor debido al desarraigo. La pérdida de aquellas “posesiones” constituye un leiv motive en el texto, ya que han sido mutiladas las satisfacciones vividas. Se evidencia la igualdad prosódica, cierta plasticidad de las imágenes y determinado carácter narrativo.
¡Ay amigo, tú no sabes/ Mis recónditas congojas!/ Yo soy un árbol sin hojas, / Yo soy un bosque sin aves. /Una fuente/ cuyo espejo transparente/ No reproduce riberas/ De acacias y de palmeras, /Ni entre su espumoso velo/ Brillan con gentil donaire,/ Las luciérnagas del aire,/ Ni las estrellas del cielo.7
El poema fue escrito un 30 de agosto de 1869 cuando el poeta se encontraba en el campamento insurrecto “La Ceiba”. Contiene una dedicatoria al escritor y patriota Antonio Zambrana que revela los comunes intereses que existían entre ambos cubanos empeñados en transformar el país. Cuando la composición se dio a conocer, fue muy difundida.
La misma expone el sufrimiento que enfrentaron estos hombres entregados a dejaciones y sacrificios por la patria. Se despliega un mundo propio, emergente, que se distingue por la pasión y el sentimentalismo desbordados como resultado del arraigo a la tierra natal.
Muerde mudo y con furor/ el dolor al pecho mío… (…)8
Qué lúgubre es la existencia/ Si rugen las tempestades (…)9
Que entristece a los que aman/ Ver desde extraños hogares/ Las sombras crepusculares/ Que los recuerdos derraman. (…) 10
Sueños de rosas y espumas/ De mi regalado oriente/ Venid, rasgad de mi frente/ estas nieblas, estas brumas. (…) 11
Ya la fe en mi alma no arde/ Ni mi lira finge ufana/ Los himnos de la mañana,/ Los murmurios de la tarde./ Ya a los días/ De mis dulces alegrías/ El tiempo cruel les ha echado/ el sudario del pasado;/ Por eso en tan triste calma/ Vienen a ser mis canciones/ fugaces exhalaciones/ De las tinieblas del alma.12
Cuando el escritor se trasladó a Nueva York, el intelectual Juan Ignacio de Armas escuchó el poema y le propuso a José Joaquín el título en cuestión, que fue aceptado por este. El humanista argentino Olegario Vicente Andrade, transcribió el texto y lo divulgó su país. Fue notorio el reconocimiento de José Joaquín Palma. Entonces se imitaba su estilo, que fue altamente valorado.
Lo demuestra la amistad entre el poeta y Rubén Darío. Este aún no había alcanzado renombre como representante de la poesía Modernista. Ambos autores compartieron veladas literarias dejando constancia a través de sus composiciones de la admiración y el cariño que se profesaron.
José Joaquín Palma, está ubicado entre los mártires de Cuba y América. Su obra poética, requiere añadirse al imaginario colectivo de la región natal y el país. Lo revela su intención de resarcir los hechos que determinaron la definición de los ideales y las cualidades éticas que nos identifican a través del tiempo. Su obra, constituye un réquiem por la patria. Toda la angustia vivida es también una oda a la deseada libertad.
Referencias y notas
1 José Joaquín Palma. Poesía, epistolario y ensayo. (Biblioteca Literatura Cubana). (Selección y nota introductoria Ludín B. Fonseca García), Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011: p. 208.
2 Fragmento de “A Miguel Jerónimo Gutiérrez” en: José Joaquín Palma. Poesías. (Antología, introducción y notas de José María Chacón y Calvo). (Cuadernos de Cultura, Novena Serie), Publicaciones del Ministerio de Educación, dirección de Cultura, La Habana, 1951: p. 93
3 Ob. Cit. P. 95
4 Ibídem.
5 Fragmento de: “En la muerte de Claudina” en: José Joaquín Palma. Poesía, epistolario y ensayo. (Biblioteca Literatura Cubana). (Selección y nota introductoria Ludín B. Fonseca García), Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011: p. 125
6 Ibídem.
7 Fragmento de: “Tinieblas del alma” en: José Joaquín Palma. Poesía, epistolario y ensayo. (Biblioteca Literatura Cubana). (Selección y nota introductoria Ludín B. Fonseca García), Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011: pp 104 y 105
8 Ob. Cit. P. 105
9 Ibídem.
10 Ob. Cit. P. 106
11 Ibídem.
12 Ob. Cit. P. 110